miércoles, 17 de marzo de 2010

Lógicas del Borde y del Desborde


Primero, una gota de agua cae, y a esta le siguen otras y otras.. el cúmulo de gotas genera una línea, por la cual el agua fluye... las gotas consiguientes nutren dicha línea; la tensión superficial, una de las propiedades físicas del agua, permiten que la línea se mantenga como tal y es el contexto en que se encuentra dicho flujo, el que decide, a capricho, cómo ha de ser el trayecto que tomará dicha línea..

De pronto, algo sucede...

Las gotas se han acumulado en una cantidad tal, que la tensión superficial cede... entonces, la línea cede.. pierde sus bordes, borra sus fronteras, desvanece los límites que la conformaban, entonces se convierte en charco... la tensión superficial que conformaba la gota inicial y que poco a poco, por aportes de otras gotas y que por proximidad se sumaban a aquella gota primigenia, se rompe, pierde sus límites, la gota se desborda.. lo mismo al minúsculo arroyo, a la línea...

Es ésta metáfora (tomada prestada del arquitecto Roberto Doberti, de un artículo homónimo en la antología ¿Realidad virtual? Del estudio Ethos y organizado por la doctora Martha Zatonyi), con la cual me explico el fenómeno poético en las artes, en algo que denomino Desborde de los Sentidos.

El pintor y también teórico Luis Felipe Noé, aborda el problema de las artes partiendo del lenguaje. Noé dice que en un lenguaje sin palabras se concretan, entre otros fenómenos, la pintura, la música, la escultura, la danza, la arquitectura. La literatura, la oratoria o la poesía, por ejemplo, si las utilizan porque son estas la materia con la que se concretan, así como para la música son los sonidos, para la pintura el color o para la escultura la materia en sí (piedra, arcilla, metal, etc).

Estos, los denominados lenguajes artísticos, constituyen usos lingüísticos (juegos del lenguaje) particulares, caracterizados por un lado porque surgen de la sublimación poética y buscan trascender la materia con la que se concretan (colores, sonidos, gestos, espacios, etc.) en un gesto estético, y por otro lado, porque a diferencia del lenguaje habitual, en el que hay un código preestablecido de por medio, los lenguajes artísticos son codificadores y decodificadores al mismo tiempo, es decir, se establecen los códigos sincrónicamente que se establece el signo.

El desborde acontece en dos momentos, primero en el artista, que al aproximarse a algún fenómeno, manifestándose con determinado gesto y con determinado lenguaje (pintura, escultura, música, danza, etc.), utiliza su material lingüístico (colores, espacios, gestos, materia, sonidos, silencios, etc) para trascender el lenguaje de su gesto, para ir más allá, para desbordarlo; de modo que se busca ir más allá de la pintura, más allá de la escultura, más allá de la danza, etc; haciedo uso de su material lingüístico.

El segundo desborde ocurre en el espectador, quien al aproximarse al objeto artístico, suscita una sublimación poética, el sujeto se traslada a un lugar de ensueño, un lugar fuera de su propio contexto, la obra lo lleva a la ontología de las formas, de los ruidos, de los signos imposibles (siguiendo a Bachelard). El sujeto entoces, se desborda. La poética sigue esta lógica del borde y del desborde.

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